
¿Realmente se está combatiendo al crimen o es sólo una puesta en escena?
ESTADO DE MÉXICO, 23 de julio de 2025.– Con un despliegue de casi tres mil elementos, 698 vehículos y 63 células tácticas, el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, y el fiscal del Estado de México anunciaron en conferencia de prensa los resultados del operativo “Liberación”, implementado en 14 municipios del sur y norte de la entidad.
El objetivo fue desmantelar redes criminales que operaban con total impunidad en esas regiones.

Los municipios intervenidos fueron #Amanalco, #DonatoGuerra, #IxtapanDeLaSal, #Ixtlahuaca, #Malinalco, #SanFelipeDelProgreso, #Sultepec, #Tejupilco, #Temascaltepec #ValleDeBravo y #VillaVictoria.
Como resultado, se detuvo a ocho objetivos prioritarios relacionados con delitos como extorsión, secuestro exprés y control económico de negocios locales mediante amenazas y violencia.
Entre los detenidos destacan:
Eli «N», distribuidor exclusivo de cemento para una organización criminal con origen en Michoacán.
Gonzalo «N», supuesto líder del sindicato “Bradosva” y único autorizado para la distribución de materiales.
Alicia «N», presunta encargada de la contabilidad del grupo delictivo.
Jorge «N» y José Fernando «N», vinculados al control de madererías en la región.
Yareli «N», implicada en secuestros exprés.
Además, se aseguraron 63 inmuebles, entre ellos 24 casas de materiales de construcción y seis minas de arena. Se confiscaron también animales exóticos y de granja, lo que revela el poder económico y el nivel de impunidad con el que operaban estas organizaciones.
Pero, ¿es suficiente?
Aunque las autoridades destacan los “resultados significativos”, en redes sociales y entre habitantes de las comunidades, las voces son otras: ¿Dónde están los verdaderos cabecillas? ¿Por qué las comunidades siguen sintiéndose abandonadas y expuestas? ¿Qué garantías hay de que no regresen los mismos criminales con otros rostros o que nuevas células ocupen su lugar?
El impacto del operativo ha sido mediático, sí, pero en las calles, en los pueblos donde se vivió el terror del cobro de piso, de los secuestros y del control de los insumos básicos, la incertidumbre persiste. La desconfianza en las autoridades no se disipa con conferencias de prensa ni cifras oficiales.
¿Quién protege a quienes denuncian? ¿Qué se está haciendo para reconstruir el tejido social que estos grupos rompieron durante años? ¿Cuánto durará la presencia del Estado en estas zonas?
El operativo “Liberación” abre más preguntas que respuestas. Y mientras el gobierno asegura que “se está recuperando el control del territorio”, muchas y muchos mexiquenses siguen preguntándose: ¿cuándo llegará la verdadera justicia?