Toluca, Méx.— En el corazón del Estado de México, mujeres y hombres que han apostado por sus sueños encuentran hoy un impulso vital desde el Congreso local. Lejos del ruido político, las iniciativas aprobadas por la LXII Legislatura buscan transformar historias personales en casos de éxito, abriendo puertas al empoderamiento económico y social de cientos de emprendedores mexiquenses.
María Mercedes Colín Guadarrama, diputada del PRI, alzó la voz por miles de mujeres que, día tras día, venden sus productos en línea. “Las nenis”, como se les conoce coloquialmente, no solo generan ingresos: sostienen hogares, educan hijos y tejen redes de solidaridad. Por ellas, Colín propuso líneas de crédito accesibles y capacitación técnica para fortalecer sus negocios digitales.
“Este no es un tema de números, es un tema de vida”, señaló. “Cada mujer que emprende está construyendo futuro”.
El Congreso también ha volteado a ver a quienes mantienen viva la riqueza cultural del estado: las y los artesanos. Desde las manos que moldean barro en Teotihuacán hasta las que bordan con hilos de historia en San Felipe del Progreso, hay talento que merece ser visibilizado.
Lilia Urbina Salazar, presidenta de la Comisión de Desarrollo Turístico y Artesanal, propuso una plataforma digital para comercializar estos productos, acompañada de formación, registro de marcas y acceso a financiamiento. “Queremos que el trabajo artesanal sea valorado no solo por su belleza, sino por la dignidad que representa para cientos de familias”, expresó.
Desde el PAN, diputados como Román Francisco Cortés y Pablo Fernández de Cevallos presentaron una ambiciosa propuesta: la Academia de Mercado Digital Mexiquense. Esta iniciativa no solo busca enseñar a vender, sino a creer. A través de diplomados y programas de formación en todos los municipios, se plantea brindar herramientas reales para quienes quieren salir adelante con sus propias ideas.
Además, la bancada de morena ha convertido el Congreso en una verdadera Casa del Pueblo. Con exposiciones y ferias, ha abierto sus puertas para mostrar el talento artesanal de comunidades como Jiquipilco, Ixtlahuaca, Atlacomulco y Teotihuacán. “Es muy emocionante ver nuestras piezas en este lugar. Nos hace sentir que sí importamos”, dijo don Eliseo, artesano de Atlacomulco, con los ojos brillantes y las manos curtidas por el trabajo.
En un país donde emprender a veces es una necesidad más que una opción, estas acciones representan más que políticas públicas: son señales de esperanza. Porque cuando el emprendimiento tiene rostro, nombre y sueños detrás, cada esfuerzo legislativo adquiere un valor distinto.
